miércoles, 4 de diciembre de 2013

REPOSTERÍA MODERNA

En los negocios tradicionales de otros tiempos, las propuestas por unidades se limitaban a las masitas secas, las masas soirée, las masas finas y algunos clásicos como palo de Jacob, merengues y sfogliatelle. Después venían las tortas. Nunca para menos de 8 o 12 personas, siempre enteras y de escasa variedad. Los cambios de la repostería en forma, tamaño e ingredientes llegaron de mano de la industria, con propuestas a escala mayorista para proveer a cadenas de cafeterías, bares, supermercados y otros negocios que encontraron una respuesta de calidad a sus intereses. "Fue en ese momento que, analizando lo propio y artesanal de quienes estamos en el tema como propietarios -señala Eduardo Zabalegui, presidente de la Cámara de Confiterías de la Ciudad de Buenos Aires y dueño de Gran Córdoba Eventos-, salimos a implementar la fórmula que ya habían elegido los europeos: menos grasas, reducción del azúcar, control sobre los detalles, profundizar los desarrollos familiares, recurrir a los mejores chocolates porque el público los sabe distinguir, y no alterar productos nobles con químicos."
Esta filosofía del trabajo artesanal y personalizado junto con una maquinaria ultra moderna caracteriza a quienes se suman a la propuesta de pequeñas porciones de repostería moderna. Mini rogel, lemon pie, tarteletas con frutas, muffins, cookies y porciones con ingredientes bien actuales (mango, variedad de frutos rojos, muchos frutos secos) terminarán con la resistencia de quienes están aprendiendo a darse el gusto, con menos culpa.
En muchas de estas confiterías, las grandes tortas, que por cierto no faltan, también se venden en porciones envueltas y listas para llevar. El cambio también implicó desterrar los maníes, el coco rallado para los bordes y la grana de chocolate.


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